Santa Águeda bezpera – La fuerza del canto y la tierra

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Cada 4 de febrero, la víspera de Santa Águeda (Santa Ageda bezpera), los pueblos y ciudades de Euskal Herria se llenan de un sonido muy especial: el de los bastones golpeando el suelo al ritmo del canto.

Grupos de personas —a menudo coros populares, escolares o cuadrillas de amigos— se visten con ropa tradicional (camisa blanca, faja, pañuelo al cuello) y recorren calles, caseríos y plazas entonando coplas en euskera dedicadas a la santa, al pueblo o a temas de actualidad local.

¿Por qué se golpea el suelo?

No es solo percusión. Golpear el suelo con bastones (makilak) mientras se canta es un gesto simbólico muy antiguo, posiblemente anterior a la propia cristianización de la fiesta. Se cree que tiene que ver con la llamada a la fertilidad de la tierra, el despertar del ciclo agrícola tras el invierno, y el poder protector de la voz colectiva.

¿Quién fue Santa Águeda?

Santa Águeda fue una joven siciliana del siglo III, mártir cristiana que defendió su fe frente a la persecución del cónsul Quinciano. Se dice que, por no ceder a sus deseos, fue brutalmente torturada. Es considerada protectora de las mujeres, de los pechos (es patrona de las nodrizas) y del fuego, ya que también se le atribuyen milagros relacionados con la detención de erupciones o incendios.

Las coplas

Los versos cantados durante esta noche suelen empezar así:

Santa Ageda bezpera da,
Euskal Herriko eguna,
andrak gizonek dantzan dabiltza,
Euskal Herriko koplak kantatzen.

(Literal: «Es la víspera de Santa Águeda, el día de Euskal Herria, mujeres y hombres bailan, cantando las coplas del país vasco.»)

Se cantan a cambio de donativos, huevos, chorizo, dinero o dulces, y muchas veces los grupos lo recogen para causas solidarias o para financiar actividades culturales.

Dónde se celebra

Aunque se festeja en toda Euskal Herria, algunos de los lugares donde la tradición es especialmente viva son:

  • Eibar

  • Durango

  • Zeanuri

  • Vitoria-Gasteiz

  • Hernani

  • Elorrio

  • Iruñea-Pamplona

En muchos colegios, los niños salen a cantar por la mañana, y por la tarde o noche es habitual ver grupos de adultos recorriendo barrios y pueblos.

Una fiesta con alma rural y voz propia

Santa Ageda bezpera no necesita escenarios ni fuegos artificiales. Solo bastan unas voces, unos palos de madera y la voluntad de caminar juntos bajo el frío de febrero. Es una de esas celebraciones que conectan con lo más profundo de la identidad vasca: el canto, la comunidad y el respeto por las raíces.

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